Realismo urbano
Abel Alejandre pasó los primeros siete años de su vida en la región rural de Tierra Caliente, México. En estos primeros años, Alejandre y su familia vivían sin luz ni agua corriente. Emigraron a Los Ángeles en 1975, lo que Alejandre describe como similar a viajar un siglo hacia el futuro. Mirando hacia atrás a este período transformador, Alejandre tiene como objetivo examinar y reinterpretar lo que significa ser un ser humano, un hombre y el miembro de una comunidad. Estos temas se exploran en su trabajo, ya que su tema se centra en momentos ignorados y pasados por alto que dan forma subversiva pero activa a nuestra cultura. Aislando estos casos en viñetas hiperrealistas, Alejandre pretende estimular la reflexión de los espectadores.
Los elementos autobiográficos de la obra de Alejandre ahondan en las esferas pública y privada de la masculinidad y la vulnerabilidad. Con frecuencia usa gallos para simbolizar el machismo, la virilidad, el valor y el patriarcado, ya que son animales conocidos por su instinto feroz, belleza y determinación para luchar hasta que su enemigo sea eliminado por completo. A través de su obra Alejandre evalúa y cuestiona el papel de la masculinidad en la sociedad contemporánea.
Abel Alejandre lleva más de veinte años perfeccionando su práctica en acrílicos, grabados en madera y grafito. Los dibujos de grafito de Alejandre constituyen el trabajo más grande y requieren más de cinco meses para llevar a cabo, con un promedio de once horas por día y consume alrededor de 700 lápices cada uno.
Abel Alejandre pasó los primeros siete años de su vida creciendo en la región rural de Tierra Caliente, México. En estos años, Alejandre y su familia vivían sin electricidad ni agua corriente. Alejandre describe la experiencia de emigrar a Los Ángeles en 1975 como algo parecido a viajar un siglo hacia el futuro. Mirando hacia atrás a este período transformador, él se dirige a examinar y reinterpretar lo que significa ser un ser humano, un hombre y miembro de una comunidad. Estos temas se exploran en el sujeto principal, centrándose en los momentos descontados y pasados por alto que subversivamente pero activamente dan forma a nuestra cultura. Al aislar estas instancias en viñetas hiperrealistas, Alejandre pretende estimular la reflexión de los espectadores.
Los elementos autobiográficos del trabajo de Alejandre profundizan en las esferas pública y privada de la masculinidad y la vulnerabilidad. Con frecuencia utiliza gallos para simbolizar el machismo, la masculinidad, el valor y el patriarcado, ya que son animales conocidos por su feroz instinto, belleza y determinación para luchar hasta que su enemigo sea completamente despachado. A través de su trabajo, Alejandre evalúa y cuestiona el papel de la masculinidad en la sociedad contemporánea.
Durante más de veinte años, Abel Alejandre ha perfeccionado su práctica en acrílicos, grabados en madera y grafito. Los dibujos de grafito de Alejandre constituyen la mayor cantidad de trabajo y requieren más de cinco meses para llevar a cabo un buen término, con un promedio de una vez por día y consumir alrededor de 700 lápices cada uno.